Pável Guzmán: el operador detrás de los autogobiernos en Michoacán
Quiroga, Michoacán.– La figura de Pável Guzmán, vocero del Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM), vuelve a colocarse bajo el escrutinio público debido a su presencia en procesos de autogobierno indígena en distintas regiones del estado. Aunque para algunos es un actor político con capacidad de organización comunitaria, para numerosas comunidades, como Morelia, Nahuátzen, Quiroga y Salvador Escalante, por mencionar algunas, su nombre es sinónimo de conflictos internos, divisiones y sospechas de intereses económicos detrás de la expansión del modelo de presupuesto directo.
¿Pero quién es Pável Guzmán?
Pável Ulianov Guzmán Macario es licenciado en Historia y originario de Pátzcuaro. Hijo del exdiputado perredista por Zacapu, Abdallán Guzmán, quien también fue militante del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), grupo armado de filiación comunista que operó en México durante las décadas de 1960 y 1970.
Pável es vocero del Consejo Supremo Indígena de Michoacán, cargo que le fue conferido por la “Asamblea General” por tres años, aunque ya lleva diez en el puesto.
¿Qué es el Consejo Supremo Indígena de Michoacán?
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM) es una organización independiente, que no constituye ninguna figura de gobierno, y que agrupa a algunas comunidades indígenas del estado para resolver problemas en conjunto, según Pável. Sin embargo, muchas voces sugieren que se trata más bien de una organización para promover los autogobiernos y cobrar por la “asesoría”.
De acuerdo con voces como la de la morenista y exdiputada Ana Lilia Guillén, el Consejo Supremo Indígena fue fundado y operado por Eleazar Aparicio, expresidente municipal de Erongarícuaro y exdiputado local, quien, según la exlegisladora, ha operado con bajo perfil, siendo Pável Guzmán la figura visible.
El nexo entre Eleazar Aparicio y Pável comenzó desde que Eleazar fue presidente municipal en 2008, periodo durante el cual Pável formó parte de su equipo. La relación continuó cuando Aparicio se convirtió en diputado local y Pável siguió colaborando como asesor.
En 2015, en el Gobierno de Silvano Aureoles, Eleazar Aparicio fue nombrado director de Concertación Agraria, desde donde comenzó a operar el tema de los autogobiernos. Fue en 2015 cuando se anunció formalmente el Consejo Supremo Indígena.
Así, Eleazar desde el Gobierno del Estado y Pável desde el Consejo iniciaron la operación de lo que ahora se conoce como autogobiernos en Michoacán.
La intervención del Consejo en Quiroga no es nueva: el autogobierno de Santa Fe de la Laguna fue impulsado por Pável, con ayuda de Eleazar Aparicio, quien participó en las mesas de negociación con el Ayuntamiento en tiempos del expresidente Melchor Vargas.
Su intervención en los municipios
En Quiroga, donde el proceso de incorporación de colonias al territorio indígena del Calvario detonó protestas, amparos y denuncias por falta de consulta, habitantes han señalado públicamente que el Consejo Supremo Indígena operó activamente para impulsar el autogobierno e incrementar artificialmente el padrón poblacional, con el fin de aumentar el monto del presupuesto directo.
Algo similar ocurrió en Opopeo, comunidad donde el autogobierno fue aprobado tras una consulta del Instituto Electoral de Michoacán. Sin embargo, diversas localidades vecinas denunciaron que el proceso estuvo influido por actores externos y que la inclusión de habitantes no indígenas o no pertenecientes a la comunidad reconocida buscaba inflar la población beneficiaria. En medios locales, líderes inconformes mencionaron directamente al CSIM como operador político de este proceso.
Los señalamientos contra el vocero del CSIM
El vocero del Consejo Supremo Indígena de Michoacán, Pável Guzmán, ha enfrentado procesos legales previos, entre ellos acusaciones por portación de drogas, de las cuales fue absuelto, y denuncias por amenazas y hostigamiento ligados a conflictos comunitarios.
Organismos nacionales e internacionales han documentado episodios en los que fue señalado como agitador o incitador dentro de disputas comunitarias. Aunque dichos señalamientos no derivaron en condenas, sí quedaron asentados en reportes y notas periodísticas.
En distintas regiones del estado, habitantes han cuestionado la presencia de Guzmán en municipios de los que no es originario, señalando que su participación ha coincidido con rupturas internas, creación de bloques antagónicos y disputas entre vecinos. En Quiroga, por ejemplo, el avance del autogobierno del Calvario y la inesperada inclusión de colonias que no se reconocen como indígenas han sido atribuidos, en el terreno del reclamo social, a la influencia del CSIM y a un presunto esquema de operación donde, según versiones de habitantes, “quien asesora, cobra”.
La percepción social en varias localidades sostiene que el modelo de autogobierno “se ha convertido en un negocio”, especialmente por el manejo político de las consultas, la asesoría jurídica y la posterior administración de recursos. Estas versiones se repiten en testimonios de vecinos de Morelia, Opopeo, Arantepacua, Nahuatzen y recientemente de Quiroga.
El sistemático actuar del vocero
El liderazgo de Guzmán ha sido fundamental en los movimientos de presión del CSIM, como bloqueos carreteros simultáneos, exigencias de autogobierno y negociaciones con autoridades estatales. Ese protagonismo ha alimentado la narrativa, muy extendida en el interior del estado, de que opera como un “intermediario profesional” del autogobierno, capaz de movilizar comunidades enteras y también de generar tensiones profundas.
Las declaraciones de Pável han sido sistemáticas: suele culpar a los gobiernos municipales de lo que ocurra, aun cuando gran parte de la agitación social se le atribuye a él.
Así lo hizo con la alcaldesa de Salvador Escalante en el caso de Opopeo, Dayana Pérez, acusándola de obstaculizar la autodeterminación de los pueblos; así también con la presidenta de Quiroga, Alma Mireya González; del mismo modo con el alcalde Alfonso Martínez en el caso de San Miguel del Monte; y de igual manera en Nahuatzen y en la mayoría de los ayuntamientos involucrados.
Acto seguido, según denuncias de habitantes, intenta intimidar a los ciudadanos haciéndolos responsables de conflictos sociales, amenazas y amedrentamientos que, en la mayoría de los casos, por no decir en todos, no ha podido acreditar.
También se presume una actitud sistemática al afirmar que siempre se trata de “racismo”, incluso en el caso Quiroga, cuando la contraparte de la comunidad del Calvario también está integrada por ciudadanos indígenas, incluso más antiguos, como lo es la comunidad agraria.
Los amigos de Pável dentro de los gobiernos
Las alianzas políticas de Pável no solo incluyen su relación con el exdirector de Concertación Agraria Eleazar Aparicio, sino también en el actual gobierno morenista de Alfredo Ramírez Bedolla. Ha encontrado eco en el subsecretario de Enlace Legislativo y Asuntos Registrales, Humberto Urquiza, un personaje que, según diversas voces, ha encontrado formas de burlar la ley para acreditar los autogobiernos.
A través de procesos simplificados que evitan la consulta de la población afectada, se han entregado presupuestos directos a comunidades indígenas y ahora, con un “protocolo”, han encontrado la manera de que colonias que no son indígenas accedan a estos recursos sin tomar en cuenta a la sociedad involucrada.
Hay quienes aseguran que el subsecretario Urquiza, además de buscar un beneficio electoral, utiliza este esquema como trampolín político para intentar llegar a la Rectoría de la Universidad Michoacana.
Indígenas que no son indígenas
Así es como colonias que jamás han vivido bajo usos y costumbres, así como personas que nunca se han autopercibido como indígenas ni desean pertenecer a una zona comunal, pasan de la noche a la mañana a ser parte de una comunidad que, sin deberla ni temerla, ahora integra un autogobierno.
Esa es la nueva lucha que ha surgido en Michoacán, la adscripción forzada a una comunidad que no pertenecen: primero en Opopeo, ahora en el Calvario y, más adelante, en muchas otras localidades, si no se pone un alto a quienes, por intereses perversos, han decidido por estas comunidades y por muchas más que podrían seguir.
Así, para sus seguidores, Pável es un defensor indígena.
Para sus detractores, un operador político con intereses.
Para regiones como Quiroga, es un actor que ha contribuido a lo que parece convertirse en uno de los conflictos sociales más fuertes en décadas.
