Detienen a seis escoltas municipales de Carlos Manzo
Morelia, Michoacán. — En un giro del caso Carlos Manzo, autoridades estatales y de la Fiscalía General del Estado (FGE) ejecutaron este martes la detención de seis elementos de la Policía Municipal de Uruapan, quienes —según las primeras versiones— estuvieron presentes durante el asesinato del alcalde Carlos Manzo ocurrido el pasado 1 de noviembre, en plena celebración del Día de Muertos.
La detención, realizada bajo un fuerte operativo discreto que tomó por sorpresa incluso a mandos regionales, abre interrogantes sobre el nivel de penetración del crimen organizado en las corporaciones locales y sobre los posibles pactos de silencio que rodearon la noche del crimen.
Fuentes consultadas por este medio confirmaron que los seis agentes formaban parte del equipo de seguridad municipal, asignado a la protección directa del alcalde. Sin embargo, no sólo fallaron en resguardar su integridad, sino que existen indicios de que omitieron acciones básicas de reacción e incluso habrían incurrido en conductas sospechosas momentos antes y después del ataque.
El asesinato que cimbró Uruapan
El 1 de noviembre, en uno de los eventos más concurridos del municipio, el alcalde Carlos Manzo fue atacado a quemarropa mientras recorría un altar monumental instalado en el centro histórico. Las imágenes del crimen —captadas por asistentes y difundidas horas después— exhibieron lo frágil que está la seguridad en el estado.
Un crimen que exhibe la vulnerabilidad del poder local
La ejecución de un alcalde en un espacio público, frente a familias y turistas, no sólo representa un desafío frontal al Estado mexicano: es un recordatorio brutal de que la violencia política en Michoacán avanza sin freno y sin contención institucional.
El hecho de que quienes debían proteger al presidente municipal estén ahora bajo investigación por presuntamente contribuir a su muerte profundiza la crisis de confianza en las corporaciones municipales.
En Uruapan, donde la ciudadanía ha visto desfilar operativos, discursos de pacificación y promesas de depuración policial durante más de una década, la detención de estos agentes revive una pregunta que incomoda a todos los niveles de gobierno:
¿Quién vigila a los que se supone deben vigilarnos?
Lo que sigue
Los seis escoltas serán llevados a Morelia en las próximas horas, donde la FGE presentará los requerirá de información. Se espera que en los próximos días se dé a conocer si existen más funcionarios bajo investigación y si la línea principal del caso apunta a infiltración criminal, traición interna, corrupción institucional o una combinación de todas.
Mientras tanto, Uruapan permanece entre la indignación y la desconfianza, enfrentando la realidad de que el asesinato del alcalde no fue sólo un ataque directo al gobierno municipal, sino una muestra más del colapso de seguridad que la región arrastra desde hace años.
