Casos Nahuatzen y Capula confirman que los autogobiernos pueden revertirse
Quiroga, Michoacán.— Los procesos de autogobierno indígena en Michoacán han generado una transformación significativa en la forma de administrar recursos públicos y ejercer la representación comunitaria. Sin embargo, experiencias recientes muestran que estas figuras no son permanentes y que las comunidades pueden decidir, mediante asamblea, revertirlas cuando consideran que ya no responden a sus necesidades o dejan de cumplir los objetivos planteados. Los casos de Nahuatzen y Capula se han convertido así en referentes estatales de cómo la autodeterminación también implica la posibilidad de poner fin a estos modelos.
Nahuatzen pone fin a autogobierno tras una votación mayoritaria
En Nahuatzen, la comunidad indígena determinó en 2024 concluir con el autogobierno instaurado que operó a través de un concejo ciudadano encargado de administrar el presupuesto directo. En una asamblea respaldada por el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), los habitantes votaron de manera mayoritaria por poner fin al concejo. El resultado fue claro: 1,775 votos a favor de la disolución y 431 votos en contra.
La decisión estuvo sustentada en diversos factores. En primer lugar, se señalaron deficiencias en la transparencia sobre el ejercicio de los recursos administrados por el concejo. Además, se registraron conflictos internos entre grupos que aspiraban a encabezar la nueva administración comunal, así como diferencias sobre el rumbo que debía tomar la figura de representación.
Uno de los elementos de mayor peso fue el reconocimiento público de Guadalupe Irepan, integrante del primer concejo ciudadano, quien aceptó que tanto su administración como la que se encontraba en funciones cometieron errores que afectaron la confianza comunitaria. Con ello, la asamblea determinó que el modelo ya no correspondía a los intereses actuales de la población.
La resolución adoptada incluyó, además, la solicitud al IEM para que no se realizaran nuevas consultas en materia indígena, así como la desaparición de la asamblea como máximo órgano comunal. A partir de esta decisión, la administración de los casi 10 millones de pesos del presupuesto anual regresó al Ayuntamiento de Nahuatzen.
Capula también frena el autogobierno
La tenencia de Capula, perteneciente al municipio de Morelia, vivió un proceso similar. En este caso, la comunidad determinó no continuar con la transición hacia el autogobierno debido a diversos cuestionamientos, entre ellos la falta de claridad sobre los alcances de la figura, inquietudes sobre la administración de recursos y un clima de desacuerdo entre habitantes.
Aunque los mecanismos y tiempos fueron distintos a los de Nahuatzen, el fondo fue el mismo: la comunidad decidió que el modelo comunal no generaba condiciones de gobernabilidad ni de confianza suficientes para una implementación plena. Con ello, Capula se convirtió en otro precedente estatal donde la autodeterminación operó para detener la figura de autogobierno.
Los dos casos coinciden en un punto fundamental: el autogobierno depende del consenso mayoritario. Sin respaldo social y sin claridad administrativa, la figura pierde viabilidad. Además, ambos procesos se realizaron mediante asambleas reconocidas formalmente y con acompañamiento de instituciones estatales, lo que dotó de certeza jurídica a las decisiones.
Precedentes que inciden en la situación del Calvario, en Quiroga
Estos antecedentes se han vuelto relevantes en el análisis de otros municipios donde el autogobierno ha generado inconformidades. En Quiroga, habitantes del Ejido Quiroga han manifestado su desacuerdo con la incorporación de diversas colonias al presupuesto directo asignado a la Comunidad Indígena del Calvario, argumentando falta de consulta previa y afectación a tierras ejidales y propiedad privada.
Aunque el caso se encuentra en una etapa inicial y su ruta jurídica avanza de forma independiente, los procesos de Nahuatzen y Capula demuestran que los autogobiernos pueden ser revisados, modificados o revertidos cuando existen fundamentos comunitarios y legales que así lo respaldan. Ambos casos fortalecen la narrativa de que la autodeterminación también implica la posibilidad de corregir el rumbo cuando las estructuras no cumplen con su función, más aun cuando la inmensa mayoría esta en contra y con el ingrediente adicional que en el caso Quiroga, no se consultó a la gente.
